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Washington, DC : centro de refugiados : tarde.
Me había pasado la noche escribiéndole una carta a Connor, una carta en la que plasmaba todo lo que sentía y tenía miedo, miedo de que reaccionara de alguna manera y conseguir el efecto contrario a lo que escribí, apartarlo más, alejarlo de mi, eso era lo que menos quería en absoluto, quería que siguiera igual, como siempre, se que me jugaba mucho dándosela pero ¿y si a mi o a el nos pasaba algo?, sería peor nunca habérselo dicho.

Dejé a Trish en una zona donde tenían a los niños pequeños pintando y poniéndoles películas y avisé a Christine que me iba a dar una vuelta, vamos a ver, si yo fuera Connor.. donde me pondría?. Aquí no había gimnasio que yo supiera, y en el comedor ya había mirado, miré en la sala de la tele y también en una especie de lectura y juegos, pero no lo encontré, iba a volver a mi habitación cuando me fijé que un pasillo que no había visto antes conducía a una especie de patio, por mirar no pasaba nada.

Y allí estaba, de pie fumando, no sabía que lo hacía, me quedé observándolo desde la puerta, era malo pero me encantaba verlo fumar, suspiré nervioso al ver que dentro de poco le daría mi carta y me acerqué hasta el torpemente mirándolo con una gran sonrisa, ante todo hay que aparentar que no pasa nada.

- No sabía que fumabas.- comenté con una vocecilla señalando el cigarro.- me dejas uno?.